Hace unos meses se dio a conocer una extraño suceso en Noruega: los muertos no se descomponen. Esto debido a que desde la segunda guerra mundial se tenía la orden de enterrar los muertos envueltos en plástico, lo que hacía más difícil que los restos desaparecieran generando que ahora ese país tenga menor espacio para sepultar a sus difuntos.
Es por ello que al estudiante de arquitectura Martin McSherry no se le ocurrió mejor idea que plantear la construcción de un rascacielos abierto en el que se puedan sepultar a los muertos de forma vertical. De esta manera, plantea que se podría ahorrar espacio y serviría como homenaje a la población fallecida de la ciudad de Oslo.
Lo cierto es que la idea ha causado gran polémica entre la población. pues algunas la consideran propicia debido al poco territorio del país, pero otros la ven horrorizados. Sin embargo, esta idea no es del todo nueva, pues en la época antigua ya se sepultaban a los muertos en colinas que eran visibles desde distintos puntos de las ciudades.
Además, en Brasil ya existe un edificio de este tipo denominado Memorial Necropole Ecumenica y que se encuentra en la ciudad de Santos.