Según el diario "The Guardian", el exagente de la CIA reveló a través de unos documentos secretos que la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) colabora con altos funcionarios de diferentes instituciones para brindarles los números de teléfono de los políticos extranjeros para ser espiados.
El documento indicó que un trabajador no identificado de EE.UU. entregó a la agencia más de 200 números, incluyendo los de 35 líderes mundiales. Estos se han convertido inmediatamente en objetivos para la vigilancia de la NSA.
Esta revelación se dio en medio de las crecientes tensiones diplomáticas entre el gobierno de Barack Obama y sus aliados, tras la denuncia de la canciller alemana Ángela Merkell exigiera al presidente estadounidense explicaciones sobre un supuesto espionaje.
Las pruebas, que se remontan al año 2006, comprueban que la vigilancia no es aislada, sino rutinaria y que implica la búsqueda de la ayuda de otros funcionarios. Además, se supo que se habrían recolectado nuevos números que la agencia utilizaría para espiar a otros personajes importantes.