Aunque parezca increíble, en la empobrecida Corea del Norte hay islas parecidas a Hawai o Ibiza por sus ostentaciones y pompas. Pero sólo para su joven dictador, Kim Jong-Un, quien disfruta allí de una vida de lujos y excesos, junto al alto mando que gobierna ese país.
Amigos occidentales del dictador, relataron a la prensa las suntuosas fiestas a las que han asistido en la isla privada de Kim Jong-Un. «Le gusta que la gente esté feliz a su lado. Siempre tiene a 50 o 60 personas alrededor, simplemente gente normal, tomando cócteles y riendo todo el rato», explicaron.
El joven tirano de 30 años, quien estudió en Suiza, tiene «lo mejor de cualquier cosa que quieras», incluyendo «un yate de 60 metros de eslora que es un cruce entre un ferry y un barco de Disney», señalan los amigos del dictador, lo que suena a dolorosa frivolidad en un lugar donde dos millones de personas murieron de hambre en los 90.
Según investigaciones periodísticas, Pyongyang importó el año pasado 472 millones de euros en artículos de lujo. Los más demandados son los aparatos electrónicos (27 millones de euros), las bebidas alcohólicas más caras (22 millones de euros) y los relojes de alta gama (6 millones de euros), así como perfumes, mascotas exóticas, productos para los bebés y saneamientos para los baños.