No se trata solo de piratería. El presunto robo masivo de música a Spotify abrió un debate global sobre seguridad digital, derechos de autor y hábitos reales de escucha en las plataformas de streaming.
La plataforma Spotify enfrenta lo que ya es considerado el mayor robo de música de la historia, luego de que Anna's Archive afirmara haber copiado 86 millones de pistas de audio, junto con sus metadatos, mediante técnicas de scraping. El material, que ocupa unos 300 terabytes, comenzó a distribuirse a través de torrents organizados por popularidad, mientras la compañía sueca confirmó el bloqueo de cuentas involucradas en actividades ilegales.
QUÉ ES ANNA’S ARCHIVE Y CÓMO ACCEDIÓ AL CATÁLOGO
Anna’s Archive surgió a fines de 2022 como un metabuscador de libros gratuitos, tras la caída de Z-Library. La plataforma no aloja archivos directamente, sino que enlaza a repositorios externos, un modelo con el que busca evitar responsabilidades legales. Según su propio blog, el proyecto decidió ahora “preservar” la música realizando una copia masiva del catálogo de Spotify, incluyendo no solo las canciones, sino también información clave como popularidad, duración, género y tipo de lanzamiento.
El repositorio asegura haber recopilado el 37% del catálogo total de Spotify, pero sostiene que ese porcentaje representa el 99,6% de todas las reproducciones registradas en la plataforma, un dato que encendió alarmas en la industria musical.
TODOS ESCUCHAMOS LO MISMO
El análisis de los datos confirma el fenómeno de la “larga cola”: más del 70% de las canciones de Spotify tiene menos de mil reproducciones, mientras que solo 210 mil temas (0,1%) superan el índice de popularidad 50. En otras palabras, millones de usuarios consumen casi siempre el mismo grupo reducido de canciones.
Según Anna’s Archive, las tres canciones más escuchadas —Die with a Smile de Lady Gaga, Birds of a Feather de Billie Eilish y DtMF de Bad Bunny— acumulan juntas tantas reproducciones como los temas ubicados entre el puesto 20 y el 100 millones del ranking global.
NUEVAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
Spotify informó, a través de voceros citados por medios especializados, que inició una investigación interna, desactivó cuentas maliciosas y reforzó sus sistemas de detección de comportamientos sospechosos. Aunque la empresa no confirmó una filtración directa de archivos alojados en sus servidores, el caso expone una vulnerabilidad crítica en la recolección automatizada de datos.
Mientras Anna’s Archive continúa compartiendo los metadatos —ya descargados por cientos de usuarios—, el episodio deja una certeza incómoda para la industria musical: en un catálogo de decenas de millones de canciones, la mayoría jamás se escucha, y ahora ese patrón quedó expuesto al mundo.


