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Esta es la razón por la que el cuerpo femenino necesita más descanso que el masculino, según la ciencia

Los estudios revelan que las mujeres requieren más tiempo y calidad de sueño debido a factores hormonales, biológicos y sociales.

Esta es la razón por la que el cuerpo femenino necesita más descanso que el masculino, según la ciencia

Los estudios revelan que las mujeres requieren más tiempo y calidad de sueño debido a factores hormonales, biológicos y sociales.




Dormir no es igual para todos. Aunque se suele hablar de las “ocho horas recomendadas” como un estándar universal, diversos estudios confirman que las mujeres podrían requerir más tiempo de descanso que los hombres. Factores hormonales, biológicos y sociales se combinan para hacer que el sueño femenino sea más vulnerable y, al mismo tiempo, más necesario.

La diferencia no es solo anecdótica. En promedio, las mujeres duermen entre 11 y 13 minutos más que los hombres, y algunas investigaciones indican que podrían necesitar hasta 20 minutos adicionales para mantener un equilibrio óptimo entre sus funciones cognitivas y emocionales. Esto se relaciona con la multitarea, la regulación del ánimo y las variaciones hormonales propias del ciclo menstrual, que impactan directamente en la calidad del sueño.

Ciclo menstrual y sueño: una relación directa

Durante la fase folicular, cuando el estrógeno está en niveles altos, las mujeres suelen disfrutar de un sueño más reparador y con mayor presencia de sueño REM, etapa crucial para la memoria y el procesamiento emocional. En contraste, en la fase lútea, el incremento de progesterona provoca somnolencia diurna y un descanso más fragmentado, con despertares frecuentes y menos sueño profundo. En algunos casos, el sueño profundo puede reducirse hasta en un 27 %.

La entrenadora corporal Shantani Moore, desde Los Ángeles, asegura que aprender a identificar las fases de su ciclo le permitió organizar mejor su descanso y su rutina. “Si no duermo bien, me vuelvo irritable, confusa y tomo malas decisiones”, afirma. Como ella, muchas mujeres buscan estrategias para sincronizar su ritmo de vida con sus necesidades fisiológicas.

Entre la carga doméstica y el agotamiento invisible

Más allá de lo biológico, las presiones sociales también pesan. En Karachi, Sabrina —nombre ficticio— relata que solo logra dormir seis o siete horas por noche, cuando su cuerpo le exige al menos doce para sentirse plena. Las labores domésticas, el trabajo y las expectativas familiares la dejan exhausta. “Cuando no hago todo, me siento culpable, aunque esté rendida”, confiesa. Este tipo de desgaste mental y físico, común entre mujeres, puede derivar en un círculo de cansancio crónico.

Desde otro enfoque, la berlinesa Clara Paula halló alivio al trabajar de forma independiente. Con horarios más flexibles, puede dormir entre siete y nueve horas y priorizar el descanso sin culpa. Los expertos destacan que no solo importa la cantidad de horas, sino la profundidad del sueño. Según el investigador Julio Fernández-Mendoza, las mujeres tienden a tener más sueño profundo (fase N3) y sueño REM, lo que confirma que su organismo busca una recuperación más completa.

Dormir hasta tarde los fines de semana puede ofrecer una tregua momentánea, pero no soluciona del todo los efectos del déficit de sueño. Como advierte Fernández-Mendoza, la somnolencia se atenúa, pero la atención y el tiempo de reacción tardan más en restablecerse. En otras palabras, el cuerpo puede parecer descansado, pero el cerebro aún arrastra el cansancio.


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