En el Perú, miles de adultos mayores enfrentan el riesgo silencioso de perder la visión por enfermedades que avanzan sin síntomas notorios, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y la retinopatía diabética. De acuerdo con EsSalud, el 80 % de los casos de DMAE y el 40 % de las retinopatías se presentan en personas mayores de 60 años. Solo entre 2020 y 2024, las atenciones por DMAE se incrementaron en un preocupante 281 %.
Frente a este panorama, se llevó a cabo una campaña gratuita de salud ocular con enfoque preventivo, en el marco del Día del Adulto Mayor. La iniciativa incluyó, por primera vez, despistajes especializados de DMAE y retinopatía diabética, acercando servicios médicos a personas de la tercera edad y promoviendo la detección temprana de estas enfermedades.
Uno de los principales retos identificados es el acceso oportuno al diagnóstico. Las barreras económicas, la escasez de especialistas y las largas esperas en los servicios de salud dificultan que los adultos mayores reciban atención a tiempo. En ese sentido, actividades como esta permiten atender de manera directa a la población y generar conciencia sobre la prevención, al tiempo que resaltan la necesidad de implementar políticas que fortalezcan la atención continua en salud visual.
Especialistas advierten que la prevención visual debe ocupar un lugar central en la estrategia sanitaria. Detectar a tiempo no solo significa ahorrar recursos al sistema de salud, sino también evitar la dependencia y preservar la autonomía de las personas mayores. Se plantea, además, que este tipo de modelos pueda replicarse en otros distritos e incluso institucionalizarse a nivel nacional.
La detección temprana es clave para preservar la calidad de vida. Identificar a tiempo enfermedades como el glaucoma o la degeneración macular permite frenar el avance de la discapacidad visual, sensibilizar a la sociedad y construir un entorno más inclusivo con los adultos mayores.
Un diagnóstico oportuno puede cambiar por completo el pronóstico. Cuando una persona pierde visión, también pierde independencia, y ello afecta su bienestar emocional, familiar y económico. Por eso, el tratamiento adecuado en etapas iniciales puede evitar consecuencias irreversibles y reducir la carga para todo su entorno.
La campaña atendió a decenas de personas adultas mayores, pero su alcance va más allá de las cifras. El mensaje que deja es claro: la prevención es el primer paso para cuidar la visión y garantizar un envejecimiento digno.