Salud

Hace 3 horas

¿Sábanas y almohadas sucias? La ciencia revela cada cuanto tiempo se deben lavar para evitar enfermedades

Especialistas recomiendan rutinas de limpieza para mantener un entorno de descanso saludable y libre de alérgenos como hongos, ácaros y bacterias.

¿Sábanas y almohadas sucias? La ciencia revela cada cuanto tiempo se deben lavar para evitar enfermedades

Especialistas recomiendan rutinas de limpieza para mantener un entorno de descanso saludable y libre de alérgenos como hongos, ácaros y bacterias.




Pasamos cerca de un tercio de nuestra vida en la cama, pero pocas veces pensamos en todo lo que se acumula sobre ella mientras dormimos. Durante la noche, nuestro cuerpo desprende células muertas, produce aceites naturales y expulsa sudor, elementos que terminan impregnando sábanas, almohadas y mantas. A esto se suman bacterias, hongos y partículas de polvo que pueden provocar alergias o problemas respiratorios, sobre todo si compartimos la cama con mascotas o hemos estado enfermos.

Ácaros, hongos y otros huéspedes invisibles

El calor y la humedad generados al dormir crean un entorno ideal para los ácaros del polvo, que se alimentan de las escamas de piel que caen sobre la cama. Aunque no representan un riesgo directo, sus desechos pueden agravar síntomas de asma, rinitis y eccema. Los hongos también encuentran un espacio propicio en este entorno; incluso se han identificado especies que, en personas con defensas bajas, pueden causar complicaciones respiratorias.

La recomendación de especialistas es lavar sábanas y fundas de almohada una vez por semana, o cada tres o cuatro días en caso de sudor excesivo, enfermedad o presencia de mascotas. El agua a 60 °C y el secado completo ayudan a eliminar bacterias y ácaros. Las mantas y fundas nórdicas deben limpiarse cada dos semanas, mientras que edredones y el interior de las almohadas requieren lavados más espaciados, de entre tres meses a medio año. Aspirar y ventilar el colchón con regularidad es igualmente clave.

Mantener la higiene de la cama no es solo una cuestión estética: contribuye a un sueño más reparador y a una mejor salud general. Reducir la acumulación de microorganismos, polvo y alérgenos significa menos riesgo de infecciones y reacciones alérgicas, y garantiza un entorno más saludable para descansar. Un pequeño hábito, como el lavado frecuente de la ropa de cama, puede convertirse en una gran inversión para el bienestar.


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