Salud

Hace 4 meses

¿Por qué hay personas que no pueden evitar llegar muy pronto o muy tarde?

¿Impuntualidad o puntualidad crónica? Aunque parezca mentira, decenas de personas pueden sufrir este mal sin darse cuenta. Te contamos más en la siguiente nota.

¿Por qué hay personas que no pueden evitar llegar muy pronto o muy tarde?

¿Impuntualidad o puntualidad crónica? Aunque parezca mentira, decenas de personas pueden sufrir este mal sin darse cuenta. Te contamos más en la siguiente nota.




En una sociedad que a menudo discute la impuntualidad, poco se habla sobre la extrema puntualidad y sus posibles consecuencias. ¿Es tan común como su contraparte? ¿Se puede modificar este comportamiento?

La doctora Sandra Farrera, psicóloga clínica y directora del Centro PsicologiaBcn, explicó al medio El País que las causas psicológicas más comunes para llegar tarde incluyen problemas de autorregulación a nivel cognitivo, afectivo y conductual, falta de valoración del tiempo de los demás, bajo sentido de la responsabilidad, falta de motivación, distracciones y poca capacidad de organización del tiempo. Por otro lado, las personas que siempre son puntuales valoran mucho esta cualidad y suelen ser muy organizadas y automotivadas.

Farrera señala que hay numerosos factores adicionales que influyen en la puntualidad o impuntualidad de una persona. Factores culturales juegan un papel importante: en algunos países se es más flexible con los horarios, mientras que en otros llegar tarde se considera una falta de respeto grave. En Japón, por ejemplo, se recomienda llegar bastante antes de la cita. Además, la herencia familiar y las nuevas tecnologías también pueden afectar estos comportamientos. La facilidad para avisar de un retraso hoy en día reduce la culpabilidad de llegar tarde.

Entender las causas detrás de la impuntualidad o la extrema puntualidad puede ayudar a desarrollar estrategias para mejorar estos hábitos cuando es necesario. La puntualidad o su ausencia puede afectar significativamente la autoestima y la percepción personal. Según la especialista, la puntualidad proporciona una sensación de control y eficacia, lo que puede aumentar la confianza y seguridad en uno mismo.

¿POLICRÓNICAS Y MONOCRÓNICAS?

El antropólogo Edward T. Hall, en su libro The Silent Language (1959), describe a las personas como policrónicas o monocrónicas. Los policrónicos tienden a hacer varias cosas a la vez sin seguir un orden estricto, valoran las relaciones interpersonales sobre las tareas y los compromisos, y no separan mucho su vida personal y laboral. Las culturas latinoamericanas, mediterráneas, árabes, africanas y del sur de Asia suelen ser policrónicas.

En contraste, los monocrónicos prefieren abordar una tarea a la vez, siguiendo una secuencia organizada y lineal en sus actividades diarias. Valoran enormemente la puntualidad y el cumplimiento de horarios, priorizan la eficiencia y la productividad, y mantienen una clara distinción entre su vida personal. Culturas como la estadounidense, alemana y japonesa ejemplifican este enfoque.

¿SE PUEDE CAMBIAR?

Farrera reconoce que, aunque no es tarea fácil, existen algunas estrategias terapéuticas que pueden ayudar a mejorar la puntualidad de una individuo. “En el caso de los impuntuales, es posible, mediante terapia, modificar creencias y hábitos a través del enfoque cognitivo-conductual, lo que implica cambiar la manera de interpretar las situaciones relacionadas con la impuntualidad y desarrollar nuevas rutinas que fomenten la puntualidad. Además, se puede mejorar la planificación y la organización del tiempo, ayudando a la persona a desarrollar habilidades de gestión del mismo, establecer rutinas y priorizar tareas. También es importante trabajar en la regulación emocional para manejar la ansiedad, el estrés y la procrastinación”, recalcó la experta. 

Asimismo, abordar problemas de motivación y autoestima es fundamental, ya que estos pueden contribuir a la impuntualidad. La pregunta es, ¿deberíamos cambiar? Conociendo más sobre cómo afecta la puntualidad extrema o la impuntualidad patológica a las personas, parece claro que estas características son parte esencial de su naturaleza y definen su identidad más de lo que podríamos imaginar.


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