Un nuevo estudio del Instituto de Investigación Médica Sanford-Burnham sugiere que, no sólo el ejercicio reduce el peso corporal ya que quema las reservas de grasa que el músculo utiliza como combustible, sino que el corazón también juega un papel importante en la descomposición de la grasa.
La investigadora inglesa Sheila Collins y sus colaboradores, detallaron a la prensa especializada en temas médicos cómo las hormonas liberadas por el corazón estimulan el metabolismo de las células de grasa. Estas hormonas activan un mecanismo molecular similar al que se activa cuando el cuerpo está expuesto al frío y quema grasa para generar calor.
En el estudio se añade otra dimensión a nuestra comprensión de cómo el cuerpo regula la grasa y podría, algún día, conducir a nuevas formas de manipular el proceso con medicamentos para reducir peso en pacientes obesos, o mantenerlo en las personas que experimentan pérdida de peso patológico debido a una insuficiencia cardiaca crónica.
"El ejercicio aumenta la presión arterial, por lo que existe la posibilidad de que estas hormonas del corazón (llamadas péptidos natriuréticos cardiacos) sean liberadas para contribuir a la descomposición de las grasas", explica Collins, profesora en el Centro de Diabetes e Investigación de la Obesidad en la Sanford-Burnham, y autora principal del estudio, quien agregó que "los péptidos natriuréticos también podrían conducir a un aumento en el número de células de grasa marrón, que es muy importante en la protección contra la obesidad inducida por dieta".
Las células de grasa marrón, a diferencia de las células de grasa blanca, por lo general asociada a la grasa corporal, no sólo almacenan la grasa, sino que también convierten, fácilmente, las calorías en energía, un proceso que funciona mal en la obesidad.
Este grupo de ciéntificos encontraron que los efectos metabólicos causados por los péptidos natriuréticos dependen, en gran medida, de la relación de dos tipos diferentes de receptores en la superficie de las células de grasa; uno de ellos, llamado NPRA, es un receptor de señalización, y su presencia ayuda a aumentar las células de grasa marrón y quemar grasa blanca; y el otro, llamado NPRC, impide que los péptidos natriuréticos activen el NPRA, resultando en una mayor acumulación de células de grasa blanca.
Durante las investigaciones se observó que cuando fueron expuestos al frío, los ratones del estudio mostraron cantidades elevadas de péptidos natriuréticos en su sistema circulatorio y mayores niveles del receptor de NPRA, en relación con el receptor de NPRC, sobre las células de grasa. Como resultado, los ácidos grasos se movilizaron y se activó el mecanismo de quema de grasa marrón.
Comprender qué regula los receptores NPRA y NPRC y, por lo tanto, cómo los péptidos natriuréticos controlan la grasa blanca, podría conducir a nuevas dianas terapéuticas para controlar la obesidad y la enfermedad metabólica. Además, los altos niveles de péptidos natriuréticos son característicos de la insuficiencia cardiaca, y se utilizan como marcadores de la severidad de la enfermedad.