La inseguridad ciudadana se agudiza cada vez más en nuestro país, especialmente en Lima, una situación que la Policía no logra contener debido a la falta de recursos, equipamiento y condiciones adecuadas en varias comisarías destinadas a atender denuncias y emergencias.
En la capital, así como en otras regiones, diversas dependencias policiales presentan riesgo de colapso. En repetidas ocasiones se han reportado desplomes parciales de infraestructura, dejando a agentes heridos y dañando material clave para las investigaciones.
En Lima, por ejemplo, la comisaría de Piedra Liza, en el Rímac, atiende denuncias literalmente en la calle, pues la sede es demasiado pequeña e incluso comparte el edificio con una peluquería. A ello se suma un pasaje aledaño repleto de motocicletas deterioradas y abandonadas producto de intervenciones anteriores.
Otra comisaría que luce abandonada tras haber colapsado es la de Mirones Bajo, en el Cercado de Lima, utilizada actualmente como depósito de unidades policiales en desuso.
La crisis policial también se refleja en la falta de patrulleros, muchos de ellos completamente inoperativos, así como en la escasez de uniformes y chalecos antibalas, dificultades que agravan el trabajo diario de los agentes en Lima y en todo el país.
VECINOS QUEDAN DESPROTEGIDOS ANTE AVANCE DEL CRIMEN
El deterioro y abandono de las dependencias policiales debido a la mala infraestructura ha dejado a los vecinos expuestos frente al incremento de la criminalidad en la capital, donde las extorsiones, robos y asaltos siguen en aumento.


