Una turba de delincuentes intentó destruir y quemar la casa del gobernador regional de Madre de Dios, Luis Otsuka, con él y su familia adentro. Este acto vandálico evidenció una cúspide de violencia contra alguien electo por ellos mismos.
Los vándalos tenían el rostro cubierto y buscaban irracionalmente el fuego y la muerte, mientras que el gobernador regional se vio obligado a defenderse con escopeta en mano, una escena intolerable para la democracia de un país.
El contexto no puede ser el peor; una ciudad sitiada, asfixiándose por piquetes de ciudadanos en las afueras que, irónicamente matan a sus propios paisanos.
¿CUÁL FUE EL DETONANTE?
El gobernador regional se reunió con el premier Alberto Otárola, quien llegó a Madre de Dios con cinco toneladas de alimentos y medicinas para la ciudad sitiada, este encuentro entre el presidente del Consejo de ministros y el gobernador regional habría desatado la furia de un grupo de personas, que ese mismo día atacaron la vivienda de la autoridad.