La explotación de menores ocurre todos los días sin que nadie haga absolutamente nada al respecto. Menores a los que obligan a quedarse hasta altas horas de la noche para que terminen de vender sus productos, sin importar el cansancio, el frio y el hambre.
Niños que en lugar de jugar son explotados en diversas calles de nuestro país por padres que por un poco de dinero destruyen la niñez de los seres que más deberían amar.
A continuación, en Panorama, las historias de explotación infantil, de sufrimiento, pero también de coraje e ilusiones marchitas de niños obligados a mendigar por todos los rincones de Lima.