En el centro poblado El Milagro, provincia de Trujillo, La Libertad, habita Vicenta Santos Pajilla, de 51 años, usuaria del programa Contigo del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), cuya discapacidad visual desde los 17 años nunca fue un obstáculo en su búsqueda de oportunidades laborales para la manutención de su único hijo Joel de 14 años. Ella se capacitó en masoterapia para brindar servicios de masajes relajantes, y se ha especializado en técnicas orientales para reducir el estrés.
“Aprendí la técnica Shiatsu, que es un método japonés de hacer presiones con los dedos para reducir el estrés, y ahora sueño con tener mi propio centro de masajes para dar trabajo a personas con discapacidad visual”, manifiesta Vicenta en un centro de masajes en Trujillo, donde ha sido contratada por su habilidad y buen desempeño.
Antes de la pandemia del Covid-19, Vicenta logró agruparse para brindar el servicio de masajes en un local alquilado; se trataba de su primer emprendimiento. Con sus socios llegó a participar en ferias municipales, teniendo éxito; sin embargo, con la cuarentena, el distanciamiento social y el confinamiento, su fuente de trabajo se paralizó.
No obstante, gracias al apoyo de las municipalidades que repartieron canastas de víveres, ella y su hijo Joel de 14 años resistieron los años críticos del impacto de la pandemia.
PANDEMIA
En ese contexto de declaratoria de emergencia por el Covid-19, Vicenta ingresó en el año 2022 al padrón de usuarios del programa Contigo del Midis. Con la subvención económica bimensual cubrió los gastos para el cuidado de su salud y transporte para que su hijo continúe estudiando.
Luego fue contratada en un centro de masajes en Trujillo, donde actualmente se viene desempeñando para obtener ingresos económicos en su anhelo de que su hijo pueda estudiar y convertirse en un ingeniero civil.
