Una niña de seis años que vivía con un mal congénito que le impedía respirar bien y comer cualquier alimento fue intervenida exitosamente por médicos especialistas del Hospital Guillermo Almenara de Essalud.
Valentina había sido diagnosticada con atresia esofágica, una discapacidad que le daba una mínima esperanza de vida, explicó Ronald Gallegos, cirujano pediatra del citado hospital.
Existen dos tipos de atresia esofágica: la congénita, que el paciente trae consigo desde el nacimiento; y la adquirida, que se presenta tras haber ingerido, por ejemplo, productos de limpieza que tienen varios compuestos químicos altamente peligrosos que lesionan totalmente el esófago. En el caso de la pequeña, ella nació así, nunca pudo siquiera tomar leche materna.
“El esófago de la pequeña se encontraba dividido en dos secciones. Prácticamente era inservible", añadió el experto al celebrar que la pequeña, tras la intervención, pueda alimentarse ahora con normalidad.
UN EJEMPLO DE VALENTÍA
Valentina llegó de provincia, junto a sus padres, siendo portadora de una gastrostomía. Es decir, vivía con un tubo flexible adherido a su pared abdominal, un punto de alimentación directo al estómago.
“Nosotros pensábamos que era imposible que mi niña tenga un nuevo esófago. Jamás imaginé verla probar una sopita o cualquier plato que pudiera prepararle”, cuenta la señora Emelys, mamá de la pequeña paciente.
PROBLEMAS EN EL CORAZÓN
Además de la ausencia de un esófago funcional, Valentina presentaba también complicaciones de soplo al corazón. Una situación difícil que, junto a su familia, pudo afrontar y así ser dada de alta.
“Volver a casa sabiendo que puede comer y hacer su vida como cualquier otra niña me conmueve mucho y por eso me siento infinitamente agradecida con todos los doctores y enfermeras que durante todo este tiempo han sido un apoyo para mí y mi esposo”, dijo Emelys al despedir al personal médico del Almenara.
OPERACIÓN COMPLICADA
La cirugía de alta complejidad practicada a la menor duró más de 10 horas y contó con la participación de cirujanos pediátricos, UCI pediátrica, neumología pediátrica y nutrición clínica.
El objetivo era reemplazar el esófago sin dañar el estómago; por ello, el procedimiento se realizó vía laparoscópica mínimamente invasiva.
La atresia de esófago es un diagnóstico que padece 1 de cada 3500 a 5000 recién nacidos vivos y, en el caso de Valentina, el tipo de su diagnóstico complicado solo lo padece 1 en cada 8000 a 10 000 recién nacidos vivos.