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Jueves, 09 de febrero del 2023

Advierten que la falta de inversión en salud y nutrición obstaculiza el rendimiento escolar

Unesco, Unicef y el Programa Mundial De Alimentos (WFP) destacan que la escuela es para millones de niños y niñas el único espacio en el que tienen asegurados sus alimentos del día




Aunque la inversión en salud y nutrición escolar tiene un efecto positivo significativo en el rendimiento académico de los niños, una de cada tres escuelas del mundo sigue careciendo de acceso a agua potable y de instalaciones básicas de saneamiento, según un nuevo informe presentado por UNESCO, UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (WFP).

“Los alumnos aprenden mejor en escuelas seguras y sanas. Sin embargo, demasiadas instituciones educativas carecen de los medios necesarios para garantizar una buena salud y bienestar, lo que incluye instalaciones esenciales de agua potable y saneamiento. La UNESCO y sus socios hacen un llamamiento a la comunidad internacional para que apoye a los países en sus inversiones en salud, nutrición y protección social en la escuela, porque los niños merecen un entorno en el que puedan desarrollar todo su potencial”, declaró Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO.

El informe, titulado “Aprender y prosperar: Salud y nutrición escolar alrededor del mundo” muestra que la provisión de salud y nutrición escolar incentiva a los niños a acudir a la escuela y a permanecer en ella. Las comidas escolares por sí solas aumentan las tasas de matriculación y asistencia en un 9% y un 8%, respectivamente.

La desparasitación y la administración de suplementos de micronutrientes pueden hacer que los alumnos asistan a la escuela durante 2,5 años más en lugares donde la anemia y las infecciones parasitarias son frecuentes. El informe también aborda otras cuestiones como la promoción de la atención oftalmológica, la salud mental y el bienestar de los niños y la prevención de la violencia escolar.

El informe subraya que todas estas medidas suponen un importante retorno de inversión para los países, además de mejorar la vida cotidiana y las condiciones de estudio de los niños. Por ejemplo, los programas de alimentación escolar ofrecen un rendimiento de 9 dólares por cada dólar invertido, y los programas escolares que abordan la salud mental pueden proporcionar potencialmente un rendimiento de la inversión de 21,5 dólares por cada dólar invertido.

Inversión insuficiente y desigual

Si bien 9 de cada 10 países del mundo invierten en programas de salud y nutrición escolar, estas inversiones son desiguales de una región a otra y a menudo insuficientes en comparación con las necesidades. Es esencial un mayor compromiso de los gobiernos nacionales y el apoyo de la comunidad internacional. A nivel mundial, sólo se invierten 2.000 millones de dólares al año en atender las necesidades sanitarias de los niños y adolescentes en edad escolar, mientras que en los países de ingresos bajos y medios-bajos se gastan unos 210.000 millones de dólares en la educación de este grupo de edad.

En la actualidad, casi una de cada tres escuelas (31%) carece de agua potable segura e instalaciones básicas de saneamiento. Esto significa que unos 584 millones de niños tienen un acceso limitado o nulo a servicios básicos de agua potable en la escuela.

La realidad peruana

A casi un mes de que se inicie el año escolar 2023, según el informe conjunto, en Perú 4 de cada 10 escuelas a nivel nacional no cuentan con servicios de saneamiento adecuados. Esta situación coloca a niñas y niños en mayor riesgo de padecer enfermedades diarreicas agudas, que están ligadas a la desnutrición crónica infantil y la anemia, enfermedades que impactan en el desarrollo cognitivo, físico y mental.

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el 2021 en el Perú el 49% de los niños y niñas menores de tres años sufrían de anemia y el 24% de los menores de cinco años, de desnutrición crónica. Al respecto los representantes en el país de UNESCO, UNICEF y el WFP coinciden en que es prioritario seguir sumando esfuerzos desde todo ámbito por asegurar a todas las escuelas adecuados servicios de agua y saneamiento.

Como se sabe, entre 2005 y 2015, Perú consiguió avances significativos en la reducción de la desnutrición crónica infantil pasando de un 30% a 14%, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES). Esta reducción ha demostrado que cuando familias, gobiernos locales y servicios de salud y educación articulan es posible mejorar la calidad de vida de la infancia.

Por otro lado, el Instituto Nacional de Salud reportó que en el 2018 el 37% de los niños y niñas de 5 a 9 años tenían sobrepeso y obesidad. Este es el problema nutricional más grave en la población escolar y el sistema educativo tiene un rol clave en la capacitación sobre estilos de vida saludable y generación de entornos alimentarios dentro de la escuela para prevenir y controlar este problema. Las tres agencias de la ONU reconocieron que para evitar posibles retrocesos en los avances conseguidos en la mejora de la situación nutricional de la infancia peruana es importante una inversión sostenida en el sector educativo y, en concreto, en las escuelas como las mejores aliadas para paliar efectos adversos en la seguridad alimentaria de las familias.

Finalmente, las agencias resaltan la importancia de la continuidad de las políticas públicas vinculadas a la salud y nutrición escolar en el Perú, como es el caso del Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma y la Ley y reglamento de Alimentación Saludable. Reiteran que es clave que el país incremente la inversión en la mejora de la infraestructura y acceso a servicios básicos en el ámbito escolar y la educación alimentaria para asegurar mejores condiciones de bienestar para la infancia y la adolescencia.


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