La participación de figuras del espectáculo en espacios políticos vuelve a encender la controversia en Estados Unidos. Esta vez, la protagonista es Nicki Minaj, quien quedó en el centro del debate tras intervenir en un evento vinculado al movimiento MAGA, en un contexto marcado por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
APOYO EXPLÍCITO AL MOVIMIENTO MAGA
Durante el encuentro organizado por Turning Point USA, la rapera sostuvo una extensa conversación con Erika Kirk, viuda del activista ultraconservador Charlie Kirk. En ese espacio, Minaj expresó “respeto y admiración” por Trump, a quien calificó como un “ejemplo a seguir” para los jóvenes, y aseguró sentirse “muy orgullosa” de su administración, palabras que incluso fueron replicadas por el perfil oficial de la Casa Blanca en la red social X.
CONTRA EL COLECTIVO TRANS Y UN LAPSUS INCÓMODO
Uno de los momentos más criticados del coloquio se dio cuando Minaj abordó temas vinculados al colectivo trans, con afirmaciones consideradas tránsfobas por diversos sectores. La artista repitió frases como “los chicos deben ser chicos”, sugiriendo la existencia de una supuesta corriente que busca eliminar la masculinidad infantil, un argumento ampliamente cuestionado por organizaciones defensoras de derechos humanos.
La tensión aumentó cuando, al intentar elogiar al vicepresidente JD Vance, Minaj utilizó el término assassin. Aunque en la jerga popular estadounidense puede aludir a alguien altamente competente, el significado literal de “asesino” provocó incomodidad inmediata, especialmente por la presencia de Erika Kirk, esposa de un activista asesinado este año en Utah. El episodio cerró una intervención que ya había generado fuerte rechazo en redes sociales y reabrió el debate sobre la responsabilidad pública de las celebridades en escenarios políticos.



