Chicago vivió un fin de semana marcado por la incertidumbre tras confirmarse que el gobierno de Donald Trump planea nuevas redadas migratorias en ciudades santuario. El zar fronterizo de la Casa Blanca, Tom Homan, señaló que se espera acción en la mayoría de estas localidades y apuntó a la Ciudad del Viento como una de las “áreas problemáticas” para la aplicación de las leyes federales de inmigración.
OPERATIVOS FEDERALES
La alerta se produce luego de una operación masiva en una planta de Hyundai en Georgia, donde cientos de inmigrantes fueron detenidos. Además, el Departamento de Seguridad Nacional lanzó la iniciativa “Patriot 2.0” en Massachusetts para deportar a extranjeros con antecedentes penales, acusando a las políticas de ciudad santuario de proteger a delincuentes.
En paralelo, Trump insinuó el posible envío de tropas de la Guardia Nacional a Chicago y Baltimore para enfrentar la criminalidad. En Washington, la presencia de más de 2,200 efectivos ha generado una batalla legal, pues el fiscal general demandó al presidente por violar la Constitución al desplegar militares sin consentimiento local.
COMUNIDADES LATINAS EN ALERTA
Los barrios latinos de Chicago vivieron celebraciones patrias con cautela. En Pilsen, los vecinos ondearon banderas mexicanas mientras portaban silbatos naranjas listos para alertar en caso de redadas. Otros eventos, como el Festival de la Herencia Latina en Wauconda y el desfile por el Día de la Independencia de México en Waukegan, fueron cancelados o pospuestos debido a las amenazas migratorias.
Organizaciones comunitarias intensificaron el reparto de volantes informativos para recordar a las familias sus derechos frente a agentes federales: guardar silencio, no autorizar registros y no revelar su estatus migratorio. Pese al temor, muchos residentes resaltaron la necesidad de mostrar unidad y resiliencia ante la tensión que generan las medidas de la administración Trump.