En un nuevo capítulo de la guerra comercial, Estados Unidos fijó aranceles de hasta el 3,521% a los paneles solares importados desde cuatro países del Sudeste Asiático. La medida busca proteger a los fabricantes estadounidenses y responde a denuncias de dumping y subsidios injustos.
PRÁCTICAS DESLEALES
La investigación del Departamento de Comercio, iniciada hace un año a pedido de productores locales, concluyó que empresas chinas trasladadas al Sudeste Asiático han evadido los aranceles previos impuestos por Donald Trump. Como resultado, exportadores de Camboya enfrentarán los gravámenes más altos del 3,521%, mientras que firmas como Jinko Solar de Malasia recibirán tarifas del 41%, y Trina Solar, que produce en Tailandia, pagará un 375%.
La Comisión de Comercio Internacional, una agencia independiente, tomará una decisión final en junio. De confirmarse, los aranceles se sumarían a los ya existentes, elevando aún más los costos de importación de tecnología solar en EEUU, lo que podría impactar tanto a empresas como a consumidores finales.
REACCIONES INTERNACIONALES
El Comité Comercial de la Alianza Estadounidense para la Manufactura Solar celebró la medida como "una victoria decisiva" para la industria nacional, resaltando que las empresas chinas "han estado engañando al sistema". En contraste, el gobierno chino calificó las acciones estadounidenses como "intimidación unilateral" y respondió con impuestos del 125% a productos estadounidenses, prometiendo una respuesta firme.
En 2023, EEUU importó casi 12 mil millones de dólares en equipos solares de estos cuatro países, cifra que ahora podría disminuir debido al aumento de precios. Mientras los fabricantes nacionales se fortalecen, los analistas advierten que la transición hacia energías renovables podría volverse más costosa para el consumidor común.
