La arqueología submarina sigue revelando misterios ocultos en las profundidades de los siglos. Las nuevas tecnologías y los estudios de especialistas recogen cada vez mas información sobre los naufragios de la Antigüedad y la vida de siglos pasados.
Así lo demuestra el naufragio romano denominado de Fiskardo, del siglo I a.C., con su cargamento de 6 mil ánforas, que aún hoy se conservan en buen estado.
La embarcación encontrada pudo estudiarse utilizando el sonar e imágenes del fondo marino y se espera que en trabajos futuros se encuentre, además del cargamento, que se encuentra a más de un metro del fondo, restos de la propia embarcación.
“El cargamento está semienterrado en el sedimento, por lo que tenemos grandes expectativas de que si lo investigamos en el futuro, encontraremos parte o todo el casco de madera”, afirman los responsables del hallazgo.
El tipo de ánforas obtenido en las imágenes obtenidas solían transportar aceitunas, vino, aceite y distintos tipos de cereales. También se conoce que la mayoría de los barcos que transportaban mercancías entre el I siglo a.C. y el I d.C. tenían recorridos con frecuentes paradas en puertos del Mediterráneo, dirigiéndose frecuentemente al puerto de Ostia, a 35 kilómetros de Roma.
