En Estados Unidos, cerca de 45 mil barriles de whisky terminaron en un río por la explosión de una fábrica de producción, acabando con la vida de miles de peces.
La presencia del acohol redujo el nivel de oxígeno en el agua, causando la muerte de los animales. La balsa de cadáveres y whisky, de 28 kilómetros de largo, fluye hacia el río Ohío.
Para combatir la emergencia y evitar la muerte de más peces, las autoridades ambientales utilizan dispositivos de aireación en las aguas del río.