El ciudadano holandés Romano van de Dussen, de 43 años, explica que se ha pasado doce años y medio de su vida en siete cárceles españolas por una violación y dos intentos de abuso sexual que "nunca" cometió.
En unos días, el sujeto vivirá sus primeras navidades en Holanda, junto a su familia y su padre anciano, un viaje que le hace mucha ilusión pero que teme: no quiere que le vean llorar tras su dura experiencia.
"Mi caso no fue un error, fue un montaje desde el principio; me condenaron por la alarma social que existía en ese momento, por los casos de violación y asesinato de dos chicas en la ciudad de Málaga”, afirma Van de Dussen.
Romano salió de la cárcel de Palma el pasado mes de febrero, después de que la Audiencia de Málaga anulara su sentencia porque el ADN recogido en las víctimas no era el suyo, sino de Mark Dixie, un preso británico que en 2005 asesinó a una modelo.
Sus abogados, que no han cobrado por defenderlo, buscan ahora limpiar su nombre. "No soy culpable, mis testigos -con los que estuvo en una fiesta a 30 kilómetros de los hechos- jamás fueron interrogados, simplemente nunca estuve cerca del lugar de los crímenes", señala.
Está a la espera de la decisión del Estado sobre la suma de seis millones de indemnización que pide por los años que ha estado encarcelado, con la firme intención de poner en marcha una fundación para ayudar a los presos que se encuentran en su misma situación.
