Como en el caso de grandes mafiosos de la historia, Darío Úsuga, más conocido como “Otoniel”, disfrutaba de los servicios sexuales de decenas de mujeres que eran seleccionadas por sus hombres de confianza. Estas personas habían creado toda una red de prostitución de alto nivel que estaba a disposición del conocido capo colombiano.
“Uno de los secretos mejor guardados por el capo, sus lugartenientes y sus hombres de confianza tiene que ver con la amplia y compleja red de prostitución a su servicio”, menciona la revista colombiana Semana. Y es que “Otoniel”, uno de los socios de “El Chapo Gúzman”, reclutaba en Colombia a mujeres menores de edad a quienes amenazaban con asesinar a sus familias si se oponían.
Según las investigaciones policiales, las menores eran llevadas a la selva para ofrecer sus servicios a los cabecillas de los cárteles, con un pago que podría llegar hasta 2000 dólares por encuentro sexual. Las investigaciones sobre esta red de prostitución permitieron detener el año pasado en Chigorodó, a quien era conocida como “Paola”, la proxeneta de los Úsuga que incluso ofreció a su propia hermana.