Inicialmente Luis Vargas fue acusado de ser el “violador de la lágrima”, un hombre que desde 1996 ha cometido 30 agresiones sexuales. Un juez de Los Ángeles lo absolvió hace unos días tras conocer los resultados de unas pruebas de ADN.
El “violador de la lágrima” fue bautizado así por un tatuaje bajo uno de sus ojos. Este agresor era conocido por amenazar a sus víctimas con un arma antes de llevarlas a sectores apartados donde las violentaba.
Luis Vargas vivía cerca de una de las zonas donde se produjeron los asaltos y fue identificado por un tatuaje similar al del violador. En 1999 fue sentenciado a 55 años en prisión por tres violaciones, pero mientras estaba en prisión las agresiones siguieron produciéndose.
Pese a ser exonerado de todos los cargos, tras una larga lucha de sus familiares y amigos que siempre creyeron en su inocencia, Vargas seguirá bajo custodia judicial porque su visado fue revocado cuando fue declarado culpable.
