La Navidad no sería lo mismo sin la típica decoración colorida de estas fechas. Y uno de los elementos infaltables en casa es el tradicional árbol navideño. Pero, ¿sabes con exactitud el origen de esta popular costumbre?
En la antigüedad esta tradicional estuvo ligado a lo divino y no tenía mucha connotación cristiana. Los habitantes de Europa celebraban el nacimiento de Frey (dios del Sol y la fertilidad), y lo hacían adornando un árbol.
Dicho árbol era conocido como Idrasil (Árbol del Universo) y de acuerdo a la tradición tenía en su copa la morada de los dioses y en las raíces profundas estaba el reino de los muertos. Los cristianos adoptaron esta tradición pero le cambiaron el significado.
San Bonifacio, evangelizador de Alemania e Inglaterra, derribó un roble y lo reemplazó por un pino alrededor del año 740. Su forma representaba la Santísima Trinidad y fue adornado con manzanas, velas y representó la vida eterna.
En el siglo XVII, Alemania y en los países escandinavos tomaron la costumbre de adornar árboles en épocas navideñas. Esta tradición fue llevada en el siglo XVIII a Gran Bretaña y el resto de Europa, posteriormente llegó a América.