Cuando Anna Wintour confirmó que esta nueva edición del MET Gala estaría dedicada al camp, un concepto acuñado por Susan Sontag difícil de definir pero que reúne la exageración, la excentricidad, la ironía y una cierta dosis de locura, el mundo entero supo que Lady Gaga iba a poder lucirse.
Y así fue, la artista volvió a ser la reina de la noche con un vestido fucsia diseñado por Brandon Maxwell, con el llegó al museo Metropolitan de Nueva York seguida de una comitiva de guardaespaldas que la iban tapando con unos paraguas negros.