Un hombre recibió una brutal golpiza afuera de un club nocturno en Gillingham, Inglaterra. Como era de esperarse, los vecinos llamaron a la policía a arreglar el asunto. Lo que no sabían era la singular entrada de los oficiales.
El auto de la policía llegó al lugar de los hechos a toda velocidad y estacionó de manera poco regular. Realizando una pirueta con el vehículo, el auto se detuvo intempestivamente y realizó un giro hasta dar media vuelta.
Con toda seguridad, el oficial venía de ver la película Rápidos y Furiosos. Mejor no causar problemas de aquí.