Las tortugas marinas son una de las especies más antiguas que hasta hoy habitan en nuestro planeta. Según diversos estudios, estos animales ya se encontraban en los diferentes mares desde el período Jurásico, es decir, hace más de 200 millones de años. Desde aquella época las tortugas han cambiado básicamente en el tamaño, siendo la más grande la Archelon, que podía pesar hasta más de 2000 kilos y que vivió en el período Cretácico.
Uno de los hechos más curiosos relacionados con estos animales es que jamás llegan a conocer a sus madres, ya que éstas emprenden un agotador viaje de muchos kilómetros y dejan los huevos en la arena para nunca más regresar. Después de que las crías rompen el cascarón tienen que luchar para intentar llegar al mar, ya que los depredadores están al acecho. De estas tortugas que lleguen al agua, sólo un pequeño porcentaje sobrevivirá y alcanzará la edad adulta.
Como se sabe, las tortugas marinas respiran en la superficie. Lo interesante es que según su actividad pueden permanecer hasta 8 horas debajo del agua, sin respirar. Además, pueden vivir de 150 a 200 años según su especie y pueden alcanzar una velocidad de hasta 35 kilómetros por hora nadando en aguas abiertas, nada mal para un vertebrado con un pesado caparazón.
La reproducción de estos animales acuáticos suele darse en aguas profundas cuando alcanzan la madurez sexual a los 8 años, aunque en algunas especies puede demorar mucho más. La temperatura del nido en que se deposita los huevos es la que determina el sexo de las crías. Si es más cálida, serán hembras; si es más fría, serán machos.
En la actualidad existen diversas especies de tortugas marinas, cada una con características muy particulares, que se pueden encontrar en casi todos los océanos y lagos de agua dulce, aunque ya no en las cantidades esperadas. Y es que gran parte de ellas están en peligro de extinción a consecuencia de la caza indiscriminada que el hombre ha realizado en las últimas décadas.
(FOTO : Facebook - El Imparcial de Oaxaca)
