El nuevo puente de La Paz ya es una realidad. La estructura de 112 metros de largo y 8 de ancho conecta los malecones de Miraflores y Barranco, ofreciendo un acceso peatonal, ciclovía y un atractivo piso de vidrio templado a 60 metros de altura. Su inauguración atrajo a cientos de visitantes, desde familias y adultos mayores hasta jóvenes creadores de contenido, quienes resaltaron la belleza del panorama que regala este paso turístico.
Una obra moderna con accesibilidad e innovación
El puente cuenta con capacidad para recibir hasta 900 personas de manera simultánea y está diseñado como un corredor inclusivo. Tiene rampas de acceso, barandas, pisos podotáctiles y permite el ingreso de bicicletas, scooters y otros vehículos ligeros que no superen los 25 km/h. También estará abierto las 24 horas con vigilancia policial, cámaras de seguridad y una central de monitoreo, lo que lo convierte en una propuesta moderna y segura para residentes y visitantes.
Sin embargo, no todos recibieron la obra con el mismo entusiasmo. Algunos vecinos celebraron la conexión y afirmaron que el proyecto será beneficioso para la vida cultural y turística de la zona. Incluso una vecina de 65 años de Barranco expresó su emoción por haber visto el puente concluido antes de irse, aunque admitió sentir temor al caminar sobre el vidrio transparente. Otros asistentes destacaron la necesidad de “romper los miedos” y valoraron que el distrito ahora tenga un atractivo único en el país.
Por otro lado, hubo quienes manifestaron su disconformidad. Vecinos de Miraflores y Barranco denunciaron que la iluminación representa “contaminación lumínica” y que el proceso de construcción afectó áreas verdes que no fueron repuestas de manera adecuada. También se señalaron problemas en accesos para adultos mayores, como la falta de barandas en ciertas zonas. Así, el puente La Paz se convierte en un espacio que despierta tanto admiración como cuestionamientos en la ciudadanía.