Cada Semana Santa es tradición peregrinar por el cerro San Cristóbal, en el Rímac, llegar a lo más alto y ver la cruz es una misión que cientos de fieles, llegados de todo Lima, realizan con gran fervor y que en el trayecto se encuentran con mucho sabor.
Es que comer sabroso y variado incluso en las faldas del cerro más popular de la capital es posible, los peregrinos durante el recorrido pueden degustar, entre otros, ceviche, trucha frita y hasta chancho al palo, todo muy barato, señalan los vendedores.
MILAGROS CONCEDIDOS
Sin lugar a dudas es un día de mucho negocio para los emprendedores, que desde las seis de la mañana salen a vender sus productos, los refrescos y gaseosas también son muy solicitados por los caminantes de todas las edades, debido al fuerte calor.
Tras el extenuante recorrido y sortear a las decenas de vendedores, los fieles llegan hasta la cruz, no solo para pedir, también para agradecer por aquellos milagros concedidos. Largos minutos de oración y comunión con Dios, luego emprenden la bajada.