Cada segundo domingo de mayo, millones de personas en el mundo rinden homenaje a las madres con flores, regalos y reuniones familiares. Sin embargo, el origen del Día de la Madre tiene raíces mucho más profundas que el marketing o las costumbres modernas.
Un homenaje convertido en tradición global
El Día de la Madre tal como lo conocemos surgió en Estados Unidos a inicios del siglo XX. Fue impulsado por Anna Jarvis, una activista que buscaba rendir homenaje a su madre, Ann Reeves Jarvis, una enfermera que organizaba grupos de ayuda para madres durante la Guerra Civil. En 1908, Anna logró organizar el primer evento oficial en Grafton, Virginia Occidental, como una manera de recordar el esfuerzo maternal.
Con el tiempo, la campaña de Jarvis cobró fuerza y en 1914 el presidente Woodrow Wilson proclamó el segundo domingo de mayo como Día de la Madre en Estados Unidos. Desde entonces, esta celebración se ha expandido por todo el mundo, aunque en muchos países se celebra en diferentes fechas.
De acto conmemorativo a celebración comercial
A pesar de que fue creada como un acto de conmemoración, la festividad pronto fue absorbida por la industria comercial. Anna Jarvis llegó incluso a criticar fuertemente la comercialización de la fecha que ella misma ayudó a establecer. Pasó sus últimos años luchando para que se revocara la celebración oficial, indignada por el rumbo que tomó.
Actualmente, el Día de la Madre es una de las fechas más importantes para la economía de los países, siendo clave para sectores como la gastronomía, las flores y el comercio minorista. Sin embargo, en su origen, fue un día para reflexionar sobre el rol fundamental de las madres en la sociedad y preservar su legado.
