El Parque de la Exposición, ubicado en el corazón de Lima, es un recinto que atrae a multitud de visitantes gracias a sus espacios abiertos y su ubicación privilegiada. Pero lo que pocos saben es que este lugar, lleno de historia y cultura, albergó en su día un zoológico que gozó de gran popularidad hasta su desaparición.
La historia del zoológico se remonta al año 1872, cuando se gestó la idea de construir un jardín zoológico que exhibiera animales de distintas partes de Perú y del mundo. Bajo la supervisión de Henrique Casseu, se recolectaron animales y plantas para este propósito.
El parque abrió sus puertas con al menos 271 especies entre animales domésticos y silvestres, que maravillaron a los limeños de la época. Entre ellos, se destacaron especies como cóndores, faisanes, halcones, guanacos, vicuñas, búfalos, camellos y hasta un elefante llamado Romeo.
GUERRA CON CHILE CAUSÓ SU DEBACLE
Además, se contó con las donaciones de animales de personajes tan importantes como Luis Mesones, ministro peruano en Brasil, que obsequió dos tigres que llegaron hasta la ciudad en barco. Sin embargo, la guerra con Chile dejó estragos en el zoológico.
A solo diez años de su construcción, el zoológico fue destruido y muchos animales murieron. Tristemente, el Parque de la Exposición perdió su esplendor después de ser saqueado por las tropas chilenas. Pese a las dificultades de la posguerra, muchas familias apoyaron la idea de reconstruir el zoológico, posiblemente como una forma de traer alegría a la ciudad.
PLANEARON RECONSTRUCCIÓN
Esto se logró mediante aportes monetarios y donaciones de animales, que comenzaron a llegar al país en 1885. Sin embargo, el zoológico también tuvo sus controversias. La adquisición de un elefante llamado Jousky generó polémica debido a su elevado costo de adquisición y mantenimiento. A pesar de ello, el animal fue finalmente trasladado al zoológico.
El zoológico de la Exposición dejó huella en la sociedad, especialmente por el cariño que se le tenía a los leones, cuya vida fue seguida de cerca en los periódicos. Su muerte fue profundamente sentida en la sociedad. A pesar de los altibajos, el Parque de la Exposición brindó muchas alegrías a los ciudadanos y recibió donaciones de personajes como Roberto Valdelomar, hermano del famoso escritor Abraham Valdelomar, quien donó cuatro boas para el serpentario del Parque de la Exposición.
Con el paso del tiempo, las condiciones en el parque se volvieron insostenibles debido al cuidado inadecuado de los animales. Finalmente, en 1935, el entonces alcalde, Luis Gallo Porras, trasladó el zoológico a un nuevo lugar en Barranco.
Hoy en día, el Parque de la Exposición sigue siendo un espacio que vale la pena visitar. Aunque ya no alberga a los animales que una vez lo habitaron, caminar por sus calles es un viaje en el tiempo a aquellos días en los que cientos de animales alegraban con su presencia a todos los limeños.
Con información de Infobae.