Desde siempre, y más aún en tiempos turbulentos como los actuales, los seres humanos hemos fantaseado, con una mezcla entre morbo y temor legítimo, acerca del fin del mundo. Sin embargo, hoy, gracias a la ciencia y evaluando la situación del planeta al 2017, la certeza es más inquietante.
Según un reporte de la Universidad de Oxford recogido por el Daily Mail, actualmente existen tres factores principales que ponen en riesgo el futuro de la raza humana, por lo que es una necesidad urgente de los líderes mundiales limitar los riesgos de cada una de ellas.
El reporte fue realizado por el Instituto del Futuro de la Humanidad (FHI por sus siglas en inglés), parte de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Oxford. Los expertos entrevistaron a cada experto en su campo. En base a ello, también se pudo hallar la clave para reducir estos riesgos.
Los tres más grandes riesgos para la humanidad son:
Pandemias
Para prevenirlo los líderes deben poner más esfuerzo en la planificación ante enfermedades como el ébola o zika, dice el reporte lanzado en la Embajada de Finlandia en Londres. Los males desconocidos suponen el mayor riesgo, pues no existen vacunas para ellos.
“Como han demostrado el ébola y el zika, el manejo de pandemias es una responsabilidad global”, señaló el autor jefe Sebastian Farquhar. No obstante, aún se presta poca atención a los peores casos posibles como patógenos deliberadamente manipulados, tales como las armas biológicas.
Cambio climático extremo
Ante el deterioro del planeta que representa el cambio climático, la geoingeniería, que incluye la liberación de sulfatos en la estratósfera para reducir la temperatura del planeta, se presenta como una herramienta importante para manejar su impacto.
Según los autores, los gobiernos necesitan prestar más atención a la investigación en geoingeniería. Actualmente no existe un marco apropiado en este sentido para manejar dicho riesgo.
Invierno nuclear
Se llama invierno nuclear al fenómeno climático descrito como consecuencia del uso indiscriminado de bombas atómicas. Fue acuñado por diversos científicos (incluido Carl Sagan) durante la guerra fría como la hipótesis de las consecuencias que tendría una guerra nuclear.
El uso de este arsenal a la larga provocaría el levantamiento de una nube que impediría el paso del sol, provocando un enfriamiento que haría colapsar la agricultura, la flora y, como consecuencia, el balance de todo el ecosistema. La hambruna extinguiría a la humanidad (y todo ser vivo).
Ello sin contar el descenso de la temperatura global a condiciones que prácticamente nos traerían a una nueva Era de Hielo por décadas.
Los autores del reporte llamaron a la comunidad internacional a reconocer la importancia que tiene el futuro de la humanidad y la necesidad de reducir estas amenazas Por ello también pidieron una declaración de responsabilidad de los gobiernos clave para manejar futuros riesgos
También propusieron conformar equipos internacionales para manejar los riesgos de catástrofes, y consagrar estos compromisos por la ley internacional. “La cooperación internacional es más importante que nunca. La enfermedad, el cambio climático y el invierno nuclear no respetan fronteras”, concluyó Farquhar.
