En Ayacucho, dos jóvenes se encontraban en el kilómetro 503 de la vía que los conduce a Andahuaylas. Lo extraño era que la furgoneta en la que viajaban, aparentaba estar vacía, y según la policía, estas unidades no suelen viajar sin carga ya que esto significaría una pérdida.
Pensaron que una tolva sería el escondite perfecto para trasladar una mercadería de clorhidrato de cocaína, pero la policía frustró sus planes.
Al ser intervenidos por los agentes de la ley, los hombres alegaron que se dirigían a Cusco, pero su nerviosismo alertó aún más a efectivos.
Al revisar el vehículo en la tolva había muestras de silicona fresca y manchas de brea, encontrándose 300 paquetes tipo ladrillos de color amarillo, conteniendo al interior alcaloide de cocaína, un total de 318 kilos.
Y es que, al parecer, habían sido contratados para llevar la droga desde la zona del Vraem a la frontera, precisamente al límite de Perú con Bolivia. Tras ser descubiertos, los cómplices no dieron respuesta alguna y aceptaron ser trasladados al departamento de protección de carreteras.
Cabe indicar que se desconoce con exactitud el origen de la droga, sin embargo, los detenidos serán investigados por la Fiscalía por el presunto delito contra la salud pública.
