Padres y madres de familia de la institución educativa José Antonio Encinas, en San Martín de Porres, alzaron su voz de protesta ante el evidente deterioro del colegio, que pone en riesgo la vida de cientos de estudiantes. El plantel, ubicado en el pueblo joven de Infantas, fue construido hace casi 80 años y resultó severamente afectado por el sismo de 6.1 grados ocurrido el Día del Padre.
Las imágenes registradas por los propios padres revelan grietas profundas en paredes, columnas, escaleras y balcones. Uno de los sectores más comprometidos es el área del nivel inicial, donde se observa una rajadura que atraviesa el muro lateral. Además, el balcón donde los niños observan las actuaciones escolares carece de protección, según denuncian las madres.
“El colegio se está cayendo. Las paredes se han abierto, el suelo está rajado y las columnas están debilitadas. Así no podemos enviar a nuestros hijos”, expresó una de las madres durante la protesta realizada esta semana.
CLASES VIRTUALES SIN INTERNET
Ante el riesgo, los alumnos han sido derivados a clases virtuales. Sin embargo, muchas familias no cuentan con acceso a internet ni con dispositivos suficientes. Algunas madres señalaron que sus hijos deben turnarse un solo celular para seguir las clases, lo que afecta gravemente su aprendizaje.
Las autoridades de la UGEL 2 han prometido evaluar el caso, pero hasta ahora no han ofrecido una solución concreta. “Nos dicen que están en papeleos, pero mientras tanto los niños siguen sin clases presenciales. No todos podemos costear pasajes ni tenemos equipos para la virtualidad”, reclamó otra madre.
Los apoderados exigen que sus hijos sean reubicados en un colegio cercano mientras se rehabilita el local actual. Afirman que la propuesta de trasladarlos a instituciones lejanas no es viable, ya que muchos trabajan y no tienen con quién dejar a los escolares o cómo movilizarlos.
Pese a los intentos de diálogo, la directora del colegio no salió a declarar. Los padres aseguran que se les impide ingresar al plantel para constatar el estado real de la infraestructura. Mientras tanto, las clases presenciales siguen suspendidas y los menores, especialmente los más pequeños, permanecen sin acceso pleno al derecho a la educación.
