Cada verano, las caudalosas aguas del río Rímac reciben a decenas de vecinos de la comunidad de Huaycán, en el distrito de Ate. Aquí aprovechan el cauce del río hablador para refrescarse. Mientras los hijos se divierten, madres de familia aprovechan en hacer sus quehaceres, como pone lavar la ropa.
La felicidad de los bañistas es solo una cara de la moneda, la otra no es nada alentadora. A las botellas de plástico, envoltorios de comida, bolsas y muchos más residuos ahora se han sumado las mascarillas quirúrgicas. Adicionalmente continúa la práctica de arrojar los desechos de detergente a estas aguas.
Las familias se agrupan con la misma irresponsabilidad de los bañistas de las playas del sur de Lima, sin respetar el distanciamiento y sin las mascarillas. Lo peor es que este lugar no está supervisado por ninguna autoridad edil y no recibe ningún tipo de limpieza. La basura puede permanecer acumulada durante años.
