Una mezcla de alcohol metílico o conocido como el alcohol de la muerte se embotellaba bajo una carpa en el distrito del Rímac. Según los agente que intervinieron esta fabrica clandestina, estos productos adulterados se repartían en cajas por docenas y medias docenas, y hasta las vendían por unidad. Esta fábrica clandestina de noche era una cochera de buses y de día antes de la cuarentena se convertía en una cancha de fútbol. Los intervenidos realizaban esta ilícita labor en condiciones deplorables para la elaboración del alcohol bamba.
Cada integrante de “Los Químicos del Morro del Rimac” cumplía una función especifica en el preparado, llenado, etiquetado y acabados, pero nadie contaba con equipos de protección alguno, ni mascarillas, ni guantes, ni mamelucos de protección, sumado a las condiciones y a la falta de extintor.
Desde la avenida Morro de Arica en el Rímac, lugar donde operaba “la carpa” se distribuía el alcohol bamba a diferentes mercados del Cono Norte pero su principal destino era el mercado Caquetá.
Durante le operativo fueron detenidas 9 personas entre peruanos y venezolanos que fueron detenidos al lado de varios cilindros, dos cisternas, surtidores, mangueras, 4 mil etiquetas y un centenar de botellas de litro con sus tapas.