Cerrito La libertad, conocida como la fabela de San Juan de Lurigancho, es una zona roja. Los propios vecinos tenían una regla que se cumplía a carta cabal, no salir después de las 6 de la tarde.
Este lugar posee imnumerables escaleres, pasadizos, callejones sin salida, basura, viviendas que se confunden con las rocas de un cerro cuya cima te muestra una verdad oculta pobreza e inseguridad.
Como se recuerda, hace unas semanas, mostramos la caída de los pasteleros de San Hilarión, dos hermanos que convirtieron su casa en el punto de reunión de rateros, adictos y barristas.
Hoy en día, los vecinos van perdiendo el miedo, pues armados con escobas, brochas, recogedores, franelas han empezado a cambiar el rostro de cerrito La Libertad.
Además, cámaras de seguridad recién instaladas e interconectadas con la comisaría de Santha Elizabeht. Agrupados en juntas vecinales y de la mano con la policía le han declarado la guerra a la delincuencia.