Un buzón abierto se ha convertido en un peligro latente para los vecinos y transeúntes en la avenida Arenales. La tapa habría colapsado y terminado en el fondo del buzón, que tiene en su interior cables de fibra óptica.
Personas con discapacidad visual, niños y adultos mayores, están expuestos al peligro. El buzón, perteneciente a una empresa de telefonía, según los vecinos, lleva varios días en la misma condición. A falta de una malla o cerco protector, optaron por colocar una silla de madera.
Junto con otros materiales, la silla funciona a modo de advertencia para peatones y conductores. Sin duda una responsabilidad que ha pasado por debajo de la mira de las autoridades y un problema que, por más pequeño que parezca, podría ocasionar un gran accidente.