Entre los 60 mil pasajeros diarios que pasan por el Aeropuerto Jorge Chávez, los efectivos del grupo de elite de la Dirandro observan de manera minuciosa, cautelosa y sin perder ningún detalle cada movimiento de los viajantes, con la única finalidad de cazar a los llamados “burriers”. Gracias a su efectivo desempeño, se ha intervenido a personas de diversas nacionalidades, que bajo esta modalidad intentan sacar droga del país. Según estadísticas los puntos donde se dirigen con la ilegal mercancía en su mayoría es México, España, Brasil y los Estados Unidos.
Según los agentes de la ley, muchos son los recursos a los que apela el narcotráfico para trasladar drogas de un lugar a otro del mundo no dejan de sorprendernos. Han inventado una maleta hecha con acrílico y cocaína.
También trasladan la droga impregnada en ropa o dentro de botones, o la llevan en productos naturales, alimentos en polvo y comida deshidratada, o en suelas de zapatillas y conos de hilos, hasta en los tubos de los cochecitos de bebé, en bolsas de cuero repujado, tapices, pelotas, fajas sintéticas, libros, envases, pistones y hasta en recuerdos de misa.
Cuando son capturados los llamados “burriers”, muchos argumentan que lo hacen para costear una urgencia, como un tratamiento médico para un ser querido, o cualquier historia tan sórdidas como dramática.
Debemos señalar que un kilo de cocaína que en el Perú cuesta 1,500 dólares, pasa a valer 5,000 en Argentina, 40,000 en los Estados Unidos, 60,000 en España y 80,000 en países asiáticos.
Cabe señalar que, en el 2018 la policía antinarcóticos del aeropuerto Jorge Chávez detuvo a 65 burriers peruanos y extranjeros con alcaloide de cocaína. La mayoría de ellos viajaban a Europa para abastecer a mafias que pensaban inundar con droga el Mundial de Rusia 2018.
