La prostitución, trabajo sexual, comercio sexual, sexo servicio, esclavitud sexual y explotación sexual, son algunos de los términos que se han asignado a la acción de intercambiar placer sexual por dinero.
Lo real es que la “prostitución” está relacionado siempre a lo femenino, es decir desde la experiencia de las mujeres, y es que, aunque se sabe que hay varones que ejercen también ese oficio, las estadísticas revelan crudamente que las mujeres son en su mayoría las personas que se dedican a la venta de estos servicios sexuales y los varones a la compra.
Un problema que afecta a todo en el país, después de la inseguridad ciudadana es la explotación sexual, siendo el tráfico de personas (trata de personas) y la prostitución formas de este flagelo.
Se sabe que, en las calles de Lima, muchas mujeres son explotadas sexualmente, peruanas o extranjeras viven bajo el manto de mafias que se aprovechan de sus necesidades, y si no cumplen con sus requisitos o pagos pactados, simplemente atentan contra sus vidas, un mundo del cual no pueden escapar.
En esta crónica de Al Sexto Día, en exclusiva el testimonio de trabajadoras sexuales que escaparon de la trata de personas y viven en la clandestinidad para salvaguardar sus vidas.
