Al Sexto Día conoció conmovedoras historias de ancianos que duermen en las calles y cuyos cobijos no son más que costales y cartones. Peruanos que han caído en la miseria a causa del alcohol y las drogas y que hoy solo buscan una oportunidad para trabajar.
Una cruda realidad que se logra apreciar todas las noches. Estas personas ocupan aceras y banquetas, expuestos a los múltiples peligros de la ciudad y al intenso frío de invierno. Ellos aseguran no tener familiares y una vivienda donde vivir.
Pero en medio de las adversidades apareció una mujer que les provee de alimento. Se trata de una comerciante que comparte con los indigentes lo poco que le sobra. Sin duda, su gesto de solidaridad ha sido agradecido por muchos. Una conmovedora crónica nocturna a continuación.