Cada 26 de octubre se celebra el Día de la Suegra, una fecha que genera sentimientos encontrados entre los peruanos. Mientras algunos la aprovechan para agradecer el cariño y apoyo de esa figura materna extendida, otros la viven con humor o incluso con cierta incomodidad. En las calles, las opiniones se dividen: hay quienes reconocen tener una suegra comprensiva y generosa, y quienes aseguran que la convivencia con la madre de su pareja puede convertirse en todo un desafío.
Suegras: ¿enemigas o aliadas?
El tema también alcanza el mundo del espectáculo. Una de las figuras más comentadas es Marta Valcárcel, madre de la actriz Milet Figueroa, quien suele defender con firmeza a su hija frente a las críticas sobre su relación con el conductor argentino Marcelo Tinelli. Este tipo de intervenciones ha reavivado el debate sobre los límites de las suegras en la vida de pareja, un asunto que muchos consideran delicado pero inevitable.
Pese a los estereotipos negativos, especialistas en comportamiento familiar recuerdan que la suegra puede ser una aliada clave en la estabilidad emocional y afectiva del hogar. Según explican, su rol no debe verse como una amenaza, sino como una figura de apoyo que conoce y acompaña el desarrollo de su hijo o hija, sin interferir en las decisiones de la pareja. La clave estaría en mantener una relación basada en el respeto y la comunicación.
Al final, el Día de la Suegra es una oportunidad para reflexionar sobre los vínculos familiares y romper con los prejuicios que rodean a esta figura. Aunque muchas veces se la retrata con ironía o desconfianza, también hay historias donde las suegras se convierten en verdaderas confidentes y segundas madres. Celebrarlas —o al menos reconocer su presencia— es parte de comprender que toda familia se construye con diferencias, afectos y aprendizajes compartidos.


