Al Sexto Día

11/02/2017

Viviendo en carne propia los 'recurseos del verano'

Un equipo de Al Sexto Día vivió en carne propia la labor dos comerciantes que se dedican a la venta de marcianos y gelatinas. Allí pudimos comprobar el sacrificado trabajo que realizan ellos.

Viviendo en carne propia los 'recurseos del verano'

Un equipo de Al Sexto Día vivió en carne propia la labor dos comerciantes que se dedican a la venta de marcianos y gelatinas. Allí pudimos comprobar el sacrificado trabajo que realizan ellos.




En esta ocasión, el equipo de Al Sexto Día se metió en los zapatos de dos comerciantes que trabajan vendiendo diversos productos para calmar la sed en esta temporada de verano. Ellos no solo sobreviven a los potentes rayos del sol, sino también a sus propios problemas. Por tal motivo decimos ayudarlos en la venta de estos alimentos.

Por la zona norte de Lima conocimos a Carmen, quien es madre soltera y labora desde hace 5 años en la venta de gelatinas. Ella nos menciona que los más pesado es la sensación de calor y el tener que caminar por varios minutos entre los vehículos para poder acabar con el negocio. Su motor y motivo son sus hijas de dos y 23 años.

Desde San Juan de Lurigancho se dirige todos los días a esa zona de la capital. A penas termina de vender las 250 unidades de este peculiar líquido dulce, regresa a su casa para preparar la misma cantidad. Para su elaboración necesita dos kilos y medio de gelatina en polvo, azúcar, agua caliente y fría, posteriormente lo pone a helar para que esté en su punto. Cada unidad lo cotiza a 0.50 céntimos.

Nuestra reportera vivió en carne propia lo que estas personas tienen que aguantar. En pocos minutos terminó agotada, no solo por las altas temperaturas, también por el hecho de tener que estar gritando para que la gente se anime a comprar. Al final de ese día se llegaron a vender todas esas gelatinas y doña Carmen terminó muy agradecida por la ayuda.

En otro punto de la ciudad capital, para ser más exactos en San Juan de Miraflores, conocimos al señor José, quien antes se dedicaba a comercializar plátanos los fines de semana, pero en la actualidad vende marcianos a un sol. Cada mañana sale a las 8am y no regresa hasta culminar la venta de los mismos, que es un total de 25 unidades.

Durante la ayuda que le dio Al Sexto Día, varias personas se animaron a colaborar, entre ellos un amable chofer que donó dinero para esta buena causa. Finalmente, se llegó a recaudar casi 25 soles. Él se mostró alegre cuando le contamos que se llegó a vender en su totalidad aquel producto. Ellos seguirán por las calles de Lima  para seguir trayendo el pan de cada día a sus hogares, así que a la próxima que los vea trate de no ignorarlos porque no  solo llevan dinero para sus familias, sino también felicidad.


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