A pocas horas de Lima, en la provincia de Huaura, existe un distrito cuyo nombre despierta la curiosidad de los fanáticos del anime. Se llama Vegeta, como el orgulloso príncipe saiyajin de Dragon Ball Z. Aunque muchos podrían pensar que el nombre tiene relación con la serie japonesa, lo cierto es que su origen es mucho más antiguo y se remonta a tiempos coloniales.
Un nombre con historia propia
El topónimo “Vegeta” aparece en documentos que datan de 1549, mucho antes de la independencia del Perú. Según registros históricos, el nombre proviene de la evolución fonética de “Bitán” o “Bethan”, término asociado a una antigua comunidad de pescadores. Con el paso de los siglos, la palabra se transformó hasta adoptar su actual forma: Vegeta, con acento en la primera “e”.
Hoy, este distrito del norte chico alberga a más de 25 mil habitantes que se identifican orgullosamente como vegetanos. Su gente vive principalmente de la agricultura, la pesca y el comercio, y aunque no existen cápsulas espaciales ni guerreros intergalácticos, sí abundan las historias de esfuerzo y resiliencia. Para ellos, ser vegetano es un motivo de orgullo, una identidad que mezcla tradición, trabajo y cariño por su tierra.
Incluso su gastronomía rinde homenaje al anime que hizo mundialmente famoso el nombre de su pueblo. En algunos restaurantes locales, los visitantes pueden probar platos con nombres inspirados en Dragon Ball, como el “cuy chactado ultrainstinto” o el “picante de pato namequiano”. Sin embargo, lo que realmente distingue a Vegeta no es la coincidencia con la cultura pop, sino la fuerza y la calidez de su gente, verdaderos “guerreros de la vida” que luchan día a día por salir adelante.


