Las últimas imágenes con vida de Luis Anticona Gutiérrez, joven trabajador de limpieza pública de la Municipalidad de Víctor Larco Herrera, quedaron registradas por una cámara de seguridad. En ellas se le observa salir de su centro de labores con su uniforme y una mochila, antes de abordar un vehículo en el que desapareció sin dejar rastro. Horas después, un sicario grabó un mensaje de amenaza contra la organización rival antes de asesinarlo de un disparo en la cabeza.
Dos días más tarde, el cuerpo del joven fue hallado cercenado y quemado en una zona descampada, confirmando la brutalidad del crimen. Según Roger Mendoza, gerente de Seguridad Ciudadana de Víctor Larco, no se trató de un caso de extorsión, sino de un secuestro seguido de homicidio en el marco de un ajuste de cuentas entre bandas delictivas que buscan el control territorial en Trujillo.
Las hipótesis apuntan a que un familiar de la víctima habría tenido algún vínculo con una de las organizaciones criminales, lo que habría desencadenado represalias contra Luis Anticona. La propia madre denunció que su hijo fue interceptado y llevado a la fuerza tras salir de su trabajo, sin imaginar que sería blanco de una ejecución mafiosa.
LA JAURÍA Y LOS PULPOS
Las autoridades locales advirtieron que en esta zona de Trujillo operan dos organizaciones que vienen generando terror en las últimas semanas: “La Jauría” y “Los Pulpos”. En su guerra interna, son los ciudadanos inocentes quienes quedan atrapados en el fuego cruzado, como ocurrió con el joven trabajador municipal, cuyo asesinato refleja la crudeza con la que estas bandas buscan hegemonía en la ciudad.