La región La Libertad vive una de sus peores crisis de criminalidad, con una creciente ola de extorsiones y homicidios que ha colapsado los servicios forenses. En Trujillo, el número de asesinatos ha provocado la saturación de la morgue, donde los cuerpos llegaron a acumularse sin la debida refrigeración, debido a la constante falla de sus seis cámaras frigoríficas.
Trabajadores funerarios y familiares denunciaron públicamente que los cadáveres permanecían en ambientes sin condiciones sanitarias, lo que generó la descomposición de varios cuerpos. Las cámaras, con 18 años de antigüedad, permanecieron inoperativas durante casi seis meses y solo fueron reparadas luego de que los medios dieran a conocer la situación. “Los muertos se estaban descomponiendo en la parte posterior de la morgue”, contó un trabajador de una funeraria local.
Durante la emergencia, los técnicos necropsiadores se vieron obligados a pedir ayuda a las municipalidades. Manuel Olórtegui, representante del sindicato del sector, indicó que incluso se recurrió a la creación de una fosa común en un terreno donado por la municipalidad de Laredo, donde se construyeron nichos provisionales. “Apilamos hasta 16 cuerpos y algunos, como los de Pataz, todavía están almacenados desde el año pasado”, reveló.
EXIGEN RENOVACIÓN DE EQUIPOS
Aunque las cámaras han sido puestas nuevamente en funcionamiento, su vida útil apenas alcanzaría los seis meses. Por ello, tanto el personal de la División Médico Legal como la ciudadanía exigen la renovación urgente de los equipos, ante una criminalidad que no da tregua en la región norteña del país.