Según sus compañeros, horas antes las niñas habían jugado a invocar a “Charlie Charlie”, pese a que muchos les decían que era algo muy peligroso.
A pedido de sus padres, hasta el centro educativo llegaron sacerdotes, ya que luego de los desmayos y convulsiones, las niñas comenzaron a hablar un lenguaje inentendible e incoherente.
Tras el incidente, las autoridades de la escuela prefirieron enviar a los alumnos a sus casas, ya que muchos estaban asustados y no se podían concentrar en las clases.