Los recientes afiches con amenazas de muerte dirigidas a árbitros peruanos han encendido las alarmas dentro y fuera del ámbito deportivo. Lo que podría parecer un hecho aislado relacionado con el fútbol, es en realidad una muestra más del deterioro social y cultural que atraviesa el país. La tensión entre hinchas, jugadores y árbitros ya no se queda en la cancha, y para muchos, como Walter Oyarce, esto debería encender una urgente reflexión colectiva.
Walter Oyarce, padre del joven hincha aliancista que falleció en 2011, señala que la violencia actual no es exclusiva de un grupo de fanáticos, sino que forma parte de una preocupante forma de vida que está adoptando la sociedad. “Esto no es fútbol, es el reflejo de lo que estamos viviendo como país”, advirtió. Además, propone que el Estado trabaje directamente con los clubes para identificar y empoderar a líderes de barra que puedan influir positivamente sobre sus grupos.
Para Oyarce, la tragedia de su hijo marcó un antes y un después, pero aún falta mucho por hacer. Recuerda que los jóvenes que hoy cometen actos violentos eran niños en aquel entonces, por lo que no se puede permitir que nuevas muertes sean necesarias para reaccionar. “Tenemos que reflexionar en lo que pasó y en las cosas buenas que se dieron tras esa pérdida, no esperar más tragedias”, afirmó.
VIOLENCIA EN EL DEPORTE
Casos similares en otros países como México, donde un árbitro amateur falleció tras ser brutalmente golpeado por jugadores disconformes con sus decisiones, evidencian que la violencia en el deporte tiene consecuencias fatales. Oyarce finaliza con un llamado a la ciudadanía: “Si no nos preocupa el mundo que estamos dejando a nuestros hijos y nietos, estamos muy mal. Esto no es solo fútbol, es una crisis de valores que debemos enfrentar”.