La partida del papa Francisco deja una huella profunda en la Iglesia Católica. Con un llamado constante a la esperanza, la humildad y el compromiso con los más vulnerables, su pontificado marcó un antes y un después. Ahora, la Iglesia se prepara para uno de sus momentos más cruciales: la elección de su nuevo líder espiritual. La pregunta que resuena en Roma y el mundo es una sola: ¿Quién será el sucesor de Francisco?
El cónclave, nombre que proviene del latín cum clave —con llave—, reunirá a los cardenales menores de 80 años para elegir al nuevo obispo de Roma. Esta elección se realiza en la Capilla Sixtina, tras jornadas de oración y deliberación. Las primeras reuniones previas ya han sido convocadas, donde los purpurados delinearán el perfil que debe tener el próximo pontífice, en un proceso que combina espiritualidad, consenso y no está exento de matices políticos.
Entre los nombres que suenan con fuerza están el cardenal Raymond Leo Burke, estadounidense conservador cercano al ala tradicionalista; el cardenal Luis Antonio Tagle, filipino de orientación liberal y afín al legado de Francisco; el húngaro Peter Erdó, respetado por su apertura al diálogo; y el ghanés Peter Turkson, moderado y con experiencia en justicia social. Medios internacionales ya han bautizado a varios como “papables”, pero aún no hay una tendencia clara.
¿CUÁNDO SE CONOCERÁ AL NUEVO PAPA?
El cardenal Pedro Barreto estima que en menos de quince días podría conocerse al nuevo papa, si se alcanza rápidamente el consenso de los dos tercios necesarios. Si no, la Capilla Sixtina se teñirá de humo negro hasta que el Espíritu Santo inspire una decisión. Mientras tanto, la Iglesia entera reflexiona sobre la continuidad de un legado que apostó por la inclusión, la reforma y la misericordia. El sucesor de Francisco no solo recibirá una tiara simbólica, sino la responsabilidad de continuar una misión que aún tiene muchas páginas por escribir.