La policía llevó a cabo una exitosa operación contra la mafia “El Dragón Rojo”, permitiendo la liberación de 44 ciudadanos de origen asiático que eran explotadas laboralmente. Esta intervención se produce tras la captura de Cheng Sen Ping, uno de los líderes conocidos de la organización en el país.
El lugar donde se encontraban las víctimas estaba fuertemente custodiado por integrantes de esta mafia, tenían aislantes de sonido y vigilancia las 24 horas del día. Las víctimas, tanto hombres como mujeres, apenas tenían tiempo para comer y dormir, ya que el miedo y el agotamiento eran constantes.
Esta organización criminal también tenía como objetivo los restaurantes chinos en el Centro de Lima, Lince, San Luis y otros distritos. La mafia operaba mediante la extorsión de empresarios asiáticos, quienes recibían amenazas escritas en su idioma y para mantenerse a salvo, debían pagar miles de dólares.
EXTORSIONABAN Y COBRABAN CUPOS
Aquellos que se atrevían a denunciarlos se enfrentaban a la amenaza de muerte. Según la policía, todos los miembros de la mafia habían ingresado al país por vía aérea. Una vez en territorio nacional, no volvieron a salir hasta que dos mujeres lograron escapar y llegaron hasta una comisaría.
Presuntamente, la mansión funcionaba como un centro de llamadas desde donde se realizaban llamadas extorsivas a Malasia y Taiwán. Los victimarios, que llevaban en su cuerpo la marca del dragón, extorsionaban, amenazaban, secuestraban y asesinaban con absoluta frialdad.
